martes, 8 de octubre de 2013

CRÍTICA A LA LECTURA “MARKETING ECOLÓGICO” DE GABRIEL OLAMENDI

En este escrito, Olamendi unifica el mercadeo verde, el mercadeo ambiental y el mercadeo sostenible, en un mercadeo que el autor denomina “marketing Ecológico”, de esta forma, la lectura no diferencia entre estos tres tipos de mercadeo y la manera en que son aplicados por las empresas, según sus intereses con respecto a  su participación en el mercado y/o  los valores/cultura empresarial de las compañía,  de acuerdo a la estrategia de mercadeo escogida.
Así, según los intereses de las compañías, estas escogen y aplican el tipo de mercadeo que aplicaran para vender sus productos y nombre de la compañía misma, de tal forma que factores como el proceso productivo, el diseño, el proceso de distribución de los productos, la gestión de residuos y la elección de materias primas (factores mencionados por el autor),  no necesariamente se van a ver afectados por el “marketing ecológico” sino que dependerán del tipo de mercadeo aplicado, es decir, si la compañía aplica un mercadeo ambiental (basado en la venta de una imagen, mas no en la interiorización del cuidado y preservación de los recursos) probablemente esta no va invertir o hacer esfuerzos grandes en modificar las anteriores variables de la actividad que desarrolla; así como estas variables serán tomadas y modificadas de forma diferente si se aplica el mercadeo verde (donde se trata de retribuir el impacto contribuyendo a otros recursos), o si se aplica el mercadeo sostenible (en el cual se buscara cuidar y asegurar el mantenimiento de los recursos utilizados, en el tiempo).
Igualmente, el autor afirma que “para (…) evolucionar hacia una sociedad más sostenible, es necesario la elaboración de productos de bajo impacto ambiental, los ecoproductos” y también dice que es necesaria la adaptación de precios con respecto al resto de la industria para la supervivencia de una empresa que aplica el “marketing ecológico”; refiriéndome a la primera, para el desarrollo sostenible no solo es necesario la creación de producto con menor impacto ambiental, también es requerido que las empresas proporcionen la responsabilidad, cuidado y uso adecuado de los recursos naturales de manera que estos no se agoten, es decir, no basta con crear productos de más rápida degradación, reutilizables y demás, sino que las empresas también tienen que estudiar la disponibilidad y no peligro de extinción de los recursos que aplican en sus procesos, y asegurarse de contribuir para que estos mismo s recursos  que utilizan sean “devueltos” a la naturaleza y no diezme la cantidad existente de los mismos. Con respecto a la segunda, la aplicación de procesos ecológicos en las compañías no necesariamente implica mayores costos y por ende mayores precios, de hecho, la reutilización, el reusó, y optimización de las materia primas y recursos involucrados en el proceso productivo (costos fijos), de modo que se aprovechen al máximo, producen la reducción de costos y por ende la ampliación de los márgenes de ganancias de las compañías, de modo que al aplicar estas “tácticas ambientalistas” más que adaptarse, las compañías podrían acceder a una ventaja respecto a precios en el mercado, lo que vendría acompañado de una mayor participación en el mismo.


Contario a lo anterior, Olamendi acierta en que estas “exigencias ambientalistas “por parte de consumidores cada vez más conscientes del medio ambiente es una oportunidad de negocio, y es vista como tal por muchas compañías, cuyo propósito es aumentar sus utilidades (ventas). Y por ende puede mirarse el mercadeo “ecológico” desde una óptica empresarial. Así como también acierta en el énfasis que este tipo de consumidores presta a factores como el diseño, materias primas utilizadas, el proceso de los productos y sobre todo a su impacto sobre el medio ambiente, al momento de tomar la decisión de compra y fidelización con el producto-marca, anteponiéndolos al factor precio y al consumo “excesivo” actual.

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